Atención: cerealitos con chocolate de arcor. Un atracón de ellos puede provocar un deseo ingobernable de llevarse los dedos índice y mayor a la garganta., presionarlos contra la glotis y largar toda la dulzura de la navidad por la boca.
Esas delicias criminales fueron creadas para incitar a los mortales al vómito. Para dominar multitudes cegadas por el asco.
Y en verano, glotones amigos de fin de año:
- los vomitantes no necesitan arremangarse;
- se puede expeler alimentos sin censura si logra camuflarse entre borrachos;
- en lugares públicos: tener el recato de limpiar los sanitarios luego de lanzar lo consumido.
En estas fechas, un bulímico debe encontrar la paz entre el turrón de maní y el ácido clorhídrico, como un intermedio entre la calma y la felicidad. Puede sufrir la repugnancia del abandono y suplirla con un grito hueco. Puede tolerar el deterioro del esmalte dental si la carita hinchada le sienta divino.
Como tenía ganas de joder, le cambié la url a este sitio que mucho no ha crecido en este último tiempo. En la dirección anterior, como verán, no hay nada. O algo parecido a la nada. O peor que la nada, porque es algo. Lo peor de todo es que es algo parecido a un error. Y los errores son peores que nada. La verdad, no tengo demasiado para decir.
Hubiera matado definitivamente el blog si no le guardara tanto cariño. O respeto que es peor que cariño. Lo cierto es que lo dormí y lo trasladé dormido y ahora no sabe cómo carajo llegó hasta aquí. Si lo matara, la humanidad no perdería nada. Ni ganaria nada que es peor que perder algo. En fin.
No voy a matar el blog. Lo voy a dejar que se suicide, si quiere. Y si algún día se suicida es porque quiso. Ahora, cómo se va a poner cuando se de cuenta de que no se murió todavía, já.