Melinda entra al apartamento. Ante la pregunta responde "28". Toda la sala del cine ríe.
Hace unos meses yo respondí lo mismo y nadie fue capaz ni de sonreir.
Una injusticia.
Es así como las cosas, en silencio, se anuncian. De a poco todo vuelve al estado original.
Sueño del 12/09/2005: Comedero en la montaña. Entra contingente de porteños. Los observo. "¿Diego?", pregunto porque me parece que es Diego. "Soy yo..." (también me reconoce). Nos saludamos afectuosamente.
Indicios que delatan que se trata de un sueño:
a- hace años que no voy a la montaña y no iría hoy. Menos a comer.
b- Nunca observaría a un contingente de porteños. No hace falta. Ellos se encargan de hacerse notar a los gritos.
c- Mis suertes son muy escasas como para encontrar a Diego justo en el culo del mundo.
Conclusión: Es justo que soñar no cueste nada. Nunca pagaría por algo tan poco verosímil.