Atención: cerealitos con chocolate de arcor. Un atracón de ellos puede provocar un deseo ingobernable de llevarse los dedos índice y mayor a la garganta., presionarlos contra la glotis y largar toda la dulzura de la navidad por la boca.
Esas delicias criminales fueron creadas para incitar a los mortales al vómito. Para dominar multitudes cegadas por el asco.
Y en verano, glotones amigos de fin de año:
- los vomitantes no necesitan arremangarse;
- se puede expeler alimentos sin censura si logra camuflarse entre borrachos;
- en lugares públicos: tener el recato de limpiar los sanitarios luego de lanzar lo consumido.
En estas fechas, un bulímico debe encontrar la paz entre el turrón de maní y el ácido clorhídrico, como un intermedio entre la calma y la felicidad. Puede sufrir la repugnancia del abandono y suplirla con un grito hueco. Puede tolerar el deterioro del esmalte dental si la carita hinchada le sienta divino.