nadie levita

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lunes, septiembre 27, 2004

 

Y ella era una santa

Durante todo el fin de semana me estuve preguntando por qué las abuelas ( e incluyo a la mía ) ponían la estampa de la Difunta Correa en el lavadero.


Mi abuela tenía a la Difunta sobre la pileta porque "hay que tenerla en un lugar donde haya agua". Si la pobre había muerto de sed, ¿ por qué ubicarla ahí para que sufriera cada vez que las viejas llenaban el lavarropas a paleta? En fin...


La cosa es que de a poco los lavaderos se transformaban en santuarios: si estaba la Difunta, se le sumaba un San Cayetano, un San Antonio, una Santa Rita y ese otro que tenía un perro.
Era una cuestión práctica, si se le prendía una vela a uno, los otros observaban y tomaban nota de la puntualidad ritual de cada señora.


El lavadero de mi abuela Cristina era el drugstore de los santos. Y Doña Correa allí debió sentirse la Reina de los milagrosos o la pulpera de Santa Lucía.











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