Durante todo el fin de semana me estuve preguntando por qué las abuelas ( e incluyo a la mÃa ) ponÃan la estampa de la Difunta Correa en el lavadero.
Mi abuela tenÃa a la Difunta sobre la pileta porque "hay que tenerla en un lugar donde haya agua". Si la pobre habÃa muerto de sed, ¿ por qué ubicarla ahà para que sufriera cada vez que las viejas llenaban el lavarropas a paleta? En fin...
La cosa es que de a poco los lavaderos se transformaban en santuarios: si estaba la Difunta, se le sumaba un San Cayetano, un San Antonio, una Santa Rita y ese otro que tenÃa un perro.
Era una cuestión práctica, si se le prendÃa una vela a uno, los otros observaban y tomaban nota de la puntualidad ritual de cada señora.
El lavadero de mi abuela Cristina era el
drugstore de los santos. Y Doña Correa allà debió sentirse la Reina de los milagrosos o la pulpera de Santa LucÃa.