- "feliz navidad";
- "felicidades";
- de lejos y con la mano.
Las últimas palabras de B. (mail enviado a 55 contactos):
MUY FELIZ NAVIDAD!!!!,QUE CONCRETEN TODOS SUS BUENOS DESEOS,LOS QUIERO,
C.--
Hace calor.
Me dan ganas de sacar lo secretos que tengo en el freezer y meterme yo.
A ella el llanto le deja los ojos grandes y verdes. Por eso los lunes se enfunda en anteojos de sol. “El sol de los lunes es escenografÃaâ€�, piensa.
En el ascensor pierde el anillo que usa en el meñique. Siempre le quedó grande o, tal vez, su dedo es muy pequeño. El anillo se encaja en una de las ranuras del piso de goma del ascensor. En un pequeño futuro, lo encontrará el encargado del edificio. Todas las pérdidas son metamorfosis.
Las pequeñeces le duplican los dÃas. Cada una de las nimiedades se escribe de manera simple como los acontecimientos que llenan páginas y páginas del Olé.
Para no embarcarse en cavilaciones inútiles, tiene un ejercicio: imagina su rutina escrita en perfecta caligrafÃa. Visualiza y repasa cada una de las letras, las borra, las manuscribe. Esta mañana ese es su pasatiempo.
Otro entretenimiento es buscar transeúntes con ciertas particularidades. El lunes pasado reparó en los relojes de los hombres de entre treinta y cuarenta años. El miércoles observó a cada una de las mujeres de rojo. El jueves buscó niños con sandalias. Y asÃ. Detenerse en estos recreos mentales la llevan continuamente a perder cosas o a olvidarlas en los taxis.
Esta mañana garabatea su rutina mientras camina. Marcha detrás de un hombre joven, muy bajo y bien vestido. Se parece a alguien pero no recuerda a quién. Usa el corte de pelo de alguien que conoce. Avanza observando la nuca del hombrecito hasta que llega.
“Te queda bien el pelo atado�, le dice el chico del mostrador.
Me encargaron hoy - y estas cosas sólo se hacen por encargo, "por favor" - que redacte una carta dirigida al Sr. Gobernador, tema X
(que no vale la pena comentar porque no viene al caso). Se me confÃa la tarea de una genuflexa formalidad. Lo que sà se me encomienda es que el tono de la misma contenga una gran, inmensa lengua que le babee bien los zoquetes. Y pesa sobre mà emprender tal proeza con la cara del Gobernador en la mente. El Gobernador de esta provincia no inspira a nadie. Menos a nosotros los acomedidos. El Gobernador y su presencia de Wally montañés. El Gobernador y su camisa a cuadros. El Gobernador aplaudiendo en la tapa de GENTE. El Gobernador corriendo todos los maratones. El Gobernador y sus orejas. Y yo, diligente, lamiendo sus medias con rombos.